Obispos Pederastas
El Vaticano investiga a siete obispos mexicanos por Pederastas
La Nunciatura Apostólica recibió las denuncias, pero no dio respuestas. Por eso los expedientes contra siete obispos mexicanos acusados de pederastia o por falta a sus votos y responsabilidades llegaron a la Pontificia Congregación para la Doctrina de la Fe.Las turbulencias que afectan a la Iglesia católica en el mundo han permeado en México desde hace varios años, pero se han ocultado bajo el denominado “secreto pontificio”. No sólo son los casos de pederastia que salen a la luz pública, sino también la ineficiente autoridad de algunos obispos que han sido acusados ante la Santa Sede por su propio clero. Esta situación ha ocasionado que actualmente se investiguen los casos de siete obispos mexicanos que han faltado a sus votos y responsabilidades.Los casos fueron presentados ante la Nunciatura Apostólica en México hace varios años, pero al no tener respuesta algunos decidieron enviar los expedientes a la Pontificia Congregación para la Doctrina de la Fe, por las irregularidades cometidas por los obispos; hasta el momento tampoco se tiene respuesta. En dos casos pareciera que El Vaticano trata de evitar el escándalo y prefiere dejar que el tiempo solucione los problemas, porque se tiene previsto ya el relevo de los jerarcas católicos que cumplirán 75 años de edad y tendrán que presentar sus renuncias en este año, las cuales serán aceptadas inmediatamente.MILENIO Semanal obtuvo información de tres casos que ya se analizan en la Santa Sede, y que obligaron a visitadores de la Congregación para la Doctrina de la Fe a viajar a México para sostener diversas entrevistas con personas de las arquidiócesis y diócesis involucradas.Caso Obispo Luis FletesEl caso más delicado es el del obispo auxiliar de la Ciudad de México, Luis Fletes Santana, quien fue denunciado ante el cardenal Norberto Rivera Carrera por abuso sexual a menores de edad. El purpurado se reunió con los familiares de los afectados y en un arreglo se acordó que no iniciarán un juicio penal bajo la promesa de que el prelado se iría de México y no regresaría.Este acuerdo “de palabra” se realizó en la Secretaría de Gobernación, ya que los familiares acudieron con el entonces titular de la dependencia, Santiago Creel, para que sirviera de intermediario con el cardenal Rivera Carrera.La promesa del purpurado se cumplió parcialmente: para demostrar que se tenía voluntad de actuar, en el 2004 se envió al obispo auxiliar Luis Fletes a Roma, a un monasterio, según informó la Arquidiócesis de México, pero nunca se dieron a conocer las causas reales de la decisión.Dos años después el cardenal Rivera Carrera decidió que Fletes Santana debería regresar, y el año pasado, en una misa dominical en la Catedral Metropolitana, le dio la bienvenida y lo nombró encargado del Secretariado para los Laicos.Con la denuncia pública en 2006 contra Rivera Carrera por parte del joven Joaquín Aguilar, por “conspiración a la pederastia”, presentada en la Corte Superior de California, autoridades de Gobernación le recomendaron al purpurado que lo más prudente era retirar un tiempo a Luis Fletes para evitar que los familiares de los afectados decidieran hacer la denuncia pública. La recomendación fue aceptada y una de las últimas reuniones públicas del obispo auxiliar fue la cena que sostuvo con un grupo de fieles, aunque no les informó de su futuro.A principios de este año dejó las oficinas del Secretariado para Laicos donde tan sólo se concretaron a informar que el prelado ya no estaba al frente de ese cargo y que se le podría localizar en la parroquia de Nuestra Señora Aparecida del Brasil. En ésta se comunicó que el obispo auxiliar Fletes ya no estaba y que se encontraba fuera del país. Dijeron desconocer a dónde había sido enviado o cuándo regresaría. En la Arquidiócesis de México se informó que Fletes Santana se había retirado a la vida de meditación en un monasterio y por lo tanto había dejado de ser obispo auxiliar.La ausencia de Fletes en el 2004, se explicó, se debió a un permiso solicitado por él como año sabático y estuvo en un monasterio en el norte de Italia. A su regreso dos años después, se incorporó a los trabajos de la Arquidiócesis.Se comunicó que en octubre del año pasado al asistir al Vaticano para la canonización del santo mexicano Rafael Guizar y Valencia, Fletes Santana se entrevistó con el prefecto para la Congregación de los Obispos, Giovanni Battista Re. A él le solicitó permiso para dedicarse a la vida monástica. La respuesta fue favorable y Fletes Santana dejó de pertenecer al alto clero de la Arquidiócesis de México.Para explicar su ausencia por dos años, a su regreso el semanario del Arzobispado, Desde la Fe, lo entrevistó, y bajo el título “De obispo a monje y de monje a obispo” se le cuestionó sobre su repentina salida de México en el 2004, a los que explicó que solicitó permiso al cardenal Rivera Carrera para tomar su año sabático.Durante su estancia en Roma permaneció con la comunidad de los frailes de la Congregación “Hijos del Corazón Eucarístico de Jesús”, en el poblado de San Doná, entre Trento y Bolzano, “donde además de orar y estudiar, participaba de su ritmo de vida contemplativo-activo”.Después del período de licencia, comentó que se entrevistó por tercera ocasión con el cardenal Battista Re quien “se mostró satisfecho con las labores que realicé, y me pidió que me concentrara en cumplir con mi obligación en el Arzobispado Primado de México”.Para Fletes Santana la vida monástica le dejó “una nueva manera de orar. Siempre empezaba saludando a Dios Padre y le decía que lo amaba; Dios Hijo, y le decía que lo amaba, y Dios Espíritu Santo, y le decía que lo amaba. Le pedía a Dios la gracia de cumplir con su voluntad. Eso me daba mucha paz; me daba la fuerza para ir a trabajar al huerto y cosechar lechugas y tomates de la tierra. Alguna vez alguien comentó: no es posible que las manos de un obispo estén haciendo eso. Yo estaba feliz con mi tarea. Era una manera de apoyar a la comunidad que me había recibido con los brazos abiertos. Pensaba en los miles de campesinos que se dedican a esas faenas. Mi vida espiritual fue muy rica en oración. Yo decía: ’Dios me escogió para ser obispo y también me ofreció un año para acercarme aún más a Él’. Fue como un espaldarazo para seguir trabajando en su nombre”.La Arquidiócesis de México informó que Luis Fletes se encuentra en México, pero retirado en un monasterio, por lo que no podrá ofrecer entrevistas.Caso Arzobispo José Fernández ArteagaOtro de los casos que investiga la Santa Sede se refiere a las denuncias hechas por sacerdotes en contra del arzobispo de Chihuahua, José Fernández Arteaga, quien es acusado de un “autoritarismo enfermo basado en la obsesión del poder, no en el servicio, ni en la corresponsabilidad”.Fernández Arteaga cumplirá en septiembre de este año los 75 años de edad, momento en que deberá presentar su renuncia al papa Benedicto XVI. Y pese a que las denuncias sobre su descuido pastoral se conocen desde 1997 la Santa Sede aún no ha tomado una decisión.En el libro JFA elaborado por un grupo de sacerdotes en el 2002, se detallan cuáles han sido los errores del arzobispo nombrado por el entonces nuncio Girolamo Prigione, entre los que destacan la “ignorancia” del jerarca católico porque aseguran que su actualización en cuestiones teológicas, morales, pastorales y aún canónicas es prácticamente nula. Sus discursos escritos y charlas revelan un empobrecimiento reciclado de viejos conocimientos adquiridos en el seminario o tomadas a la carrera de lecturas o pláticas informales.Consideran que tiene una falta de espiritualidad, porque “no se le ve como un hombre de oración. Tampoco se caracteriza por una actitud de humildad, de servicialidad y de pobreza evangélica. Su estilo de vida fastuoso y su inclinación a los que tienen el poder político y económico hacen que se le perciba alejado del pueblo”.Revelan que maneja a su antojo los recursos; es “muy inseguro doctrinalmente” y “vengativo”. El 13 de julio de 1998 una comisión integrada por cinco sacerdotes le entregaron una carta al entonces nuncio apostólico Justo Mullor, en la Ciudad de México.Después de dos años, al ver que no pasaba nada, le escribieron una carta el 3 de marzo del 2000. No recibieron respuesta, ese año Mullor se fue del país y en su lugar llegó Leonardo Sandri y después Giuseppe Bertello. Durante una visita que éste hizo a la arquidiócesis los sacerdotes le entregaron, el 19 de junio del 2001, una breve carta para ponerlo al tanto de la situación y pedirle que revisara el expediente que se le había entregado a su antecesor.La carta entregada señalaba: “Le molestamos para presentarle una delicada petición, porque la situación que estamos viviendo en nuestra diócesis se prolonga. En junio de 1998, el Sr. Nuncio don Justo Mullor, nos concedió una entrevista en la nunciatura, en la cual le hicimos entrega de un expediente con numerosos documentos y testimonio, donde damos cuenta de la angustiosa situación que estamos viviendo en nuestra diócesis y que amerita que sea atendida por las autoridades correspondientes. Le agradeceríamos que se sirva revisar ese expediente”.En el libro también se destaca que es evidente que el arzobispo “ha llenado de favores a ciertos sacerdotes con deficiencias morales y que se ha válido de ellos, mientras que ha excluido y marginado abiertamente a excelentes sacerdotes por el sólo hecho de mostrar una actitud crítica hacia su forma de ser”. Al no tener respuesta, decidieron asesorarse y enviar el expediente integrado por diversos testimonios al Vaticano, a la Santa Sede.Diócesis de TulancingoUn tercer caso que se analiza en la Santa Sede es el de la Diócesis de Tulancingo, que este lunes será elevada a arquidiócesis. Al frente de ésa jurisdicción se encuentra el obispo Pedro Arandadíaz Muñoz, quien en junio de éste año cumplirá 75 años de edad y también tendrá que ser relevado por el Sumo Pontífice.Arandadíaz Muñoz en los últimos tres años ha estado enfermo de problemas digestivos que han afectado su riñón, situación que lo ha obligado a encargar el trabajo pastoral a otros sacerdotes. La investigación que realizan las autoridades de la Santa Sede se debe a la falta de gobernabilidad en su diócesis.El prelado se ha caracterizado por mantener una estrecha relación con los gobiernos priístas. Personas cercanas al obispo Arandadíaz aseguran que mantiene aún el control de la diócesis, y que es una distinción del Papa el haber nombrado arquidiócesis a Tulancingo.Y entre los pasillos de la Conferencia del Episcopado Mexicano en noviembre pasado, durante la asamblea de los obispos, quien se promocionó para ocupar esa nueva arquidiócesis fue el obispo auxiliar de México, Jonás Guerrero.Celaya y Zamora, un recuerdoEl secreto pontificio también fue usado para la separación del cargo del obispo de Celaya, Jesús Humberto Velásquez Garay, quien en el 2003 fue retirado de la diócesis por los escándalos que ocasionó.A la Santa Sede llegaron denuncias de su “mal comportamiento moral” (homosexualidad). Después de la integración del expediente y de las llamadas de la nunciatura apostólica para corregir su vida personal, éste se negaba a rectificar sus actos y recibió un ultimátum: o renunciaba o se harían públicas las faltas.Y finalmente en julio de 2003 la Santa Sede informó que el Papa Juan Pablo II aceptó la renuncia de Jesús Humberto Velázquez Garay al gobierno pastoral de la diócesis de Celaya, de conformidad con el canon 401, apartado dos del Código de Derecho Canónico.De acuerdo a la información de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el prelado nació el 16 de mayo de 1940 y para el 2003 tenía tan sólo 63 años de edad.Recientemente, el pasado mes de diciembre, el Papa Benedicto XVI le solicitó al obispo de Zamora, Carlos Suárez Cázares, su renuncia. La oficina de prensa del Vaticano informó que el Pontífice la aceptó en conformidad con el canon 401, apartado 2 del Código de Derecho Canónico, que a la letra establece: “Se ruega encarecidamente al obispo diocesano que presente la renuncia de su oficio si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo”. Se informó a MILENIO Semanal que la causa fue el que tenía una mujer con hijos.Luis Fletes Santana• Nació el 21 de octubre de 1947 en Jalisco.• Realizó sus estudios en el Seminario Menor de 1961 a 1968.• En Roma estudió Teología en 1968, donde obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana en 1975.• Ordenado sacerdote el 15 de diciembre de 1975 en la Ciudad de México.• En su ministerio sacerdotal ha desempeñado los siguientes cargos:• Formador y profesor del seminario de 1976 a 1978.• Prefecto del Seminario Menor de 1978 a 1981.• Prefecto del Seminario Mayor de 1982 a 1984.• Vicerrector del Seminario Mayor de 1984 a 1987.• Rector Pontificio del Colegio Mexicano en Roma de 1987 a 1993.• Vicario Episcopal de la IV Zona Pastoral de la Arquidiócesis de México en 1997.• Nombrado obispo auxiliar de la Ciudad México 29 de enero del 2000.Arzobispo de Chihuahua, José Fernández Arteaga• Nació en Santa Inés (Diócesis de Zamora), Michoacán, el 12 de Septiembre de 1933.• Empezó sus estudios en México y los terminó en Montezuma donde fue ordenado Sacerdote el 6 de abril de 1957; posteriormente pasó a Roma para estudiar derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana obteniendo el grado de Licenciado.• Nombrado Obispo de Apatzingán el 16 de julio de 1974; consagrado el 12 de septiembre de ese año.• El papa Juan Pablo II lo nombró Obispo de Colima el 9 de febrero de 1980, tomando posesión de la Diócesis el 8 de Mayo del mismo año.• El 27 de diciembre de 1988, el Santo Padre lo nombró Arzobispo Coadjutor de la Arquidiócesis de Chihuahua. El papa Juan Pablo II lo designa miembro de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, órganos de El Vaticano que abarca su competencia a todas las Órdenes y Congregaciones Religiosas del mundo.• El 24 de julio de 1991 lo nombra Arzobispo de Chihuahua.• También integró la comisión de investigación del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, creada por la Procuraduría General de la República.
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