Sunday, January 27, 2008

Santa Proteccion Electronica, Batman !

La Santa Protección Electrónica

viernes, 25 enero 2008
Juan José MoralesLa imaginación de los negociantes no tiene límites. Si por celular nos venden susurrantes mensajes eróticos, tonos musicales especiales, horóscopos o fotografías de nenas bien dotadas por la madre naturaleza, ¿por qué no vendernos también imágenes de santos, plegarias y bendiciones? Eso pensó una avispada empresaria italiana, Barbara Labate, y ni tarda ni perezosa, inició el servicio, al cual llamó "La Santa Protección" y ofrece imágenes de la Virgen de Lourdes, San Genaro y otros santos presentes y futuros, como Juan Pablo II, que aún se halla en proceso de canonización. También, si lo desean, los suscriptores del servicio reciben semanalmente una oración. Precios: tres euros por imagen y medio euro por invocación al cielo, aparte el costo de la llamada. Al clero aquello no le agradó mucho. Según la información de prensa sobre este asunto, Monseñor Lucio Soravito Franceschi, de la comisión italiana para la doctrina de la fe -antes Santa Inquisición-, criticó "la instrumentalización de la fe y el uso de santos para obtener dinero".Pero más bien parece que el disgusto del prelado no obedece a que se comercialice la religión, sino a que alguien le ganó la idea al Vaticano. Porque no hay que olvidar que por siglos la venta de reliquias sagradas y de indulgencias fue tolerada, autorizada e incluso organizada por la propia Iglesia. El tráfico de reliquias sagradas -sobre todo las relativas a Jesucristo- fue tan intenso que en la Edad Media llegaron a contarse en diferentes lugares de Europa más de 40 santos sudarios, 35 clavos de los tres usados para crucificar a Cristo y una incontable cantidad de astillas de la propia cruz.Luego, vino el gran negocio de las indulgencias.La venta de indulgencias -que eran algo así como un perdón por los pecados cometidos, garantizado con la firma y el sello del propio Papa- estuvo rigurosamente reglamentada hasta fines del siglo XV y limitada a ciertos pecados específicos. Pero el Papa León X, urgido de dinero para la construcción de la colosal y suntuosa basílica de San Pedro en Roma, eliminó toda restricción y las indulgencias comenzaron a venderse, literalmente, a carretadas. Uno de los más activos mercaderes, el monje dominico Johann Tetzler, recorría Alemania con una carreta cargada hasta los topes de tales papeles.El escandaloso negocio, que permitía a quien tuviera dinero librarse de las llamas del infierno y hasta de su paso por el purgatorio con sólo pagar cierta suma, fue uno de los factores que detonaron la rebelión contra los Papas y la reforma protestante encabezada por Martín Lutero.En nuestros tiempos ya no se venden indulgencias, pero cualquiera puede comprarse una bonita bendición papal. Vienen impresas en diferentes tamaños y modelos, con pago por adelantado -se aceptan tarjetas de crédito- y un plazo de entrega de 20 días hábiles. La compra puede hacerse por vía telefónica o telegráfica, o por correo electrónico. Las hay para bautismo, eucaristía, confirmación, unión, aniversario de unión, cumpleaños, ordenación, aniversario de ordenación, día del nombre, o simplemente bendición de la familia.El documento contiene la imagen del Papa, la oración de la bendición pedida y los detalles de quien es el destinatario. Este certificado -dice la publicidad- es autenticado con cuño y firma por el Arzobispo Limosnero del Santo Padre. La venta la controla en Roma la Oficina de la Limosnería Apostólica, pero se puede hacer el pedido a través de iglesias locales. En México, por ejemplo, la Parroquia de la Santa Cruz del Pedregal las ofrece en Modelo Ferruzzi a sólo $400.00, o en Modelo Mogol a $600.00.

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