Thursday, April 21, 2011

Muerte sin FIn

muchas preguntas
Tiroteo de cinco horas en Jalapa deja 14 muertos, informa Sedena
Levantan a nueve policías en Zacatecas; hallan a cuatro con huellas de tortura
Calderón hace llorar a miles con su guerra al narco: Rius
Resalta Corte lucha de ONG por la legalidad
Desfiladero

Narcoviolencia
Ocho tesis y muchas preguntas
Las balas que matan a mexicanos se venden alegremente en EU
El sistema judicial está podrido; lleva muchos, muchos años estándolo

Tras una persecución de más de dos kilómetros, policías de Coahuila dieron muerte ayer a un sujeto de unos 25 años que conducía la camioneta de Saúl Vara Rivera, el recién asesinado edil de Zaragoza, en el mismo estado, en la carretera Saltillo-TorreónFoto Alberto Puente

Paco Ignacio Taibo II

Periódico La Jornada
Sábado 15 de enero de 2011, p. 2
Hace más de tres años el hombre que dirige desde Los Pinos los destinos de esta nación declaró una guerra contra los cárteles mexicanos de la droga. Al paso del tiempo los mexicanos habíamos aportado a esta guerra más de 31 mil muertos, según cifras oficiales, un número incontable de heridos, varias de las grandes ciudades del país (Ciudad Juárez, Chihuahua, Monterrey, Tampico, Morelia, Culiacán, Mazatlán) viviendo bajo el miedo y en virtual estado de sitio, regiones abandonadas por su habitantes, zonas rurales que son tierra de nadie, carreteras federales intransitables, 17 estados de la República en crisis profunda de inseguridad, más de un millar de quejas ante las comisiones de derechos humanos (y esas son las que se hacen públicas, porque el miedo impide que se conozca más allá de la punta del iceberg) por violaciones, secuestros, chantajes, cateos ilegales, robos y todo tipo de abusos producidos por las fuerzas policiacas, el Ejército y en menor medida por la Marina, barrios urbanos y zonas industriales en los que no entran inspectores de Hacienda o de salubridad, porque el narco es el Estado.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? ¿Cómo puede detenerse esta inercia antes de que México se desvanezca en medio del miedo y el terror en un holocausto repleto de cabezas cortadas, tiroteos donde los ciudadanos inocentes son bajas colaterales, policías que entran a la casa rompiendo la puerta y se roban el queso que hay sobre la mesa, cárceles donde impera la mafia y se tortura sistemáticamente, declaraciones oficiales de avances y éxitos que ya ni los niños de la gran burguesía urbana se creen, fábricas y talleres que cierran, madres asesinadas por protestar por el asesinato de sus hijas?
Primera. Calderón pactó el inicio de esta guerra con el presidente Bush, ni siquiera con el entonces recién llegado Obama. Y la pactó en términos de ofrecerla en bandeja. Y la pactó en condiciones absurdas. La guerra contra el narco no era, no debería ser, una guerra mexicana, porque era, es en esencia, una guerra estadunidense, generada por el mayor consumo de droga a escala planetaria, el que se producía dentro del territorio de Estados Unidos. Así, la propuesta mexicana no debió haber pasado de una oferta de apoyo a una guerra que debería librarse en territorio gringo, combatiendo las redes de distribución, las estructuras financieras, controlando la frontera. En su territorio, no en el nuestro. Pero no fue así. En tres años no ha habido más de media docena de operaciones importantes de aquel lado de la frontera, mientras que de éste se ha desatado la más sangrienta de las confrontaciones que hemos tenido los mexicanos desde la guerra cristera.
Imágenes. Logro descubrir leyendo todos los periódicos locales de Acapulco los supuestos, los previos oficios, de los 15 hombres aparecidos sin cabeza: son dos adolescentes, un lavacoches, un chofer de recogida de basura, un mecánico, dos desempleados, un policía municipal, tres albañiles; las infanterías del cártel de Acapulco masacradas por el grupo del Chapo Guzmán (según dicen cartulinas encontradas a su vera) por el control de la plaza.
Segunda. Al gobierno de Calderón le tomó un año pedir a los estadunidenses el control del tráfico de armas, y desde que lo pidió no ha obtenido resultados. Según cifras oficiales, cerca de 50 mil armas largas (ojo con esto de las cifras oficiales: ¿quién las contó?), municiones, lanzacohetes, ametralladoras pesadas, han entrado a México para proporcionar a las mafias un poder de fuego muy superior al de las fuerzas armadas. Hoy cualquier achichincle de un narco puede seguir comprando municiones para un cuerno de chivo en una tlapalería en Houston. Las balas que matan a mexicanos se venden alegremente en Estados Unidos.
Tercera. Antes de iniciar una guerra, y no hay que leer a Sun Tzu o a Federico Engels para saberlo, el Estado debería contar con una labor de inteligencia sólida. ¿Quiénes son? ¿Dónde están? ¿Cuáles son sus nexos? ¿Cómo es su estructura financiera? Mil y un preguntas que necesitaban respuestas. Hoy sabemos que al momento de iniciarse la guerra de Calderón contra el narco toda, o buena parte de la estructura de inteligencia del Estado mexicano estaba en manos de facciones del propio narco, que utilizando a jefes policiacos del más alto nivel dirigieron las operaciones contra bandas rivales, agitando un avispero de venganzas que parece no tener fin. ¿Qué tanto de su aparato policiaco trabajaba para el enemigo? Directores de la policía, de las agencias contra el crimen organizado, la SIEDO, comandantes de la AFI, subprocuradores… A la fecha, el Estado mexicano aún no lo sabe o no quiere saberlo. A la fecha, la inteligencia estatal está filtrada, distorsionada, fragmentada; resulta (sobre todo de la lectura de sus comunicados) absolutamente incoherente.
Cuarta. El sistema judicial está podrido. Lleva muchos, muchos años estándolo. Agentes del Ministerio Público descalificados, jueces corruptos, ineficiencia absoluta cuando no complicidad declarada con el crimen. Con una estructura como esa no se podía ir a la guerra. ¿Cuántos delincuentes han sido dejados libres en estos pasados tres años? ¿Cuántos han recibido condenas intrascendentes respecto de la magnitud de sus crímenes? Pepe Reveles narraba el otro día en una mesa redonda que los que le entregaban los cadáveres al Pozolero (y hablamos de más de un centenar de muertos) pronto saldrán en libertad, porque el Ministerio Público sólo pudo acusarlos de tenencia de armas y posesión de drogas a causa de una investigación mal integrada. Reina un caos maligno, como habitualmente reinaba en la justicia mexicana, paraíso del accidente y la casualidad. Vivimos en un territorio de rezago de indagaciones, expedientes confusos, sin investigación científica, ausencia de un banco nacional de huellas digitales, inexistencia de un concentrado de la información de todas las agencias policiacas del país ¿Cuántas veces hemos leído en la prensa que el detenido había estado en la cárcel recientemente? ¿Quién lo soltó?
Quinta. En la cárcel de Torreón la directora torturaba a los presos. En otra cárcel las bandas tenían permiso para salir de noche para ejecutar rivales, en otras 10 prisiones se han producido fugas masivas. Hay denuncias sobre el control y los privilegios que las mafias tienen sobre todas las prisiones, incluso las de alta seguridad. Han sido despedidos más de una docena de directores de cárceles en los meses recientes. ¿Ha cambiado la situación interna? Sin la previa depuración del sistema carcelario, no se podía ir a la guerra.
Imágenes. La más aterradora de las anécdotas: en Torreón un hombre se detiene en el semáforo. Cuando se pone la luz verde ante él, el coche que lo precede está detenido. Va a tocar el claxon y duda. No son tiempos para andar tocando el claxon. La circulación está parada. Transcurre un nuevo espacio de tiempo con el semáforo nuevamente en rojo. Se decide y baja del coche, amablemente les pregunta a los del auto parado si puede ayudarlos en algo. El chofer le enseña una pistola y le ofrece 200 pesos. “Se ve que usted es gente decente, acabo de perder una apuesta con este güey [y señala a su copiloto, que muestra una Uzi muy sonriente] que usted nos tocaba el claxon y yo le pegaba un tiro. Es su día de suerte, amigo.” El coche arranca. El hombre amable se queda ahí, sudando frío.
Paquetes de dólares
Sexta. Conan Doyle en la boca de Sherlock Holmes solía decir que cuando una historia no estaba clara “follow the money”, hay que seguir el dinero, el rastro económico. El narcotráfico, como lo fue el contrabando de alcohol en Estados Unidos durante la era de la prohibición, o el robo de coches en México, es un negocio criminal, sigue reglas de un mercado semivisible, tiene inversiones, está sujeto a la producción y la distribución. Una parte del dinero, millones de millones de dólares, se moverá prosaicamente en paquetes de billetes verdes envueltos en papel periódico y en maletas Samsonite, pero otra parte, quizá la más importante, se convierte en inversiones, casas, automóviles de lujo, oficinas, hoteles, tiendas, restaurantes… En la era de Caro Quintero una colonia en Ciudad Juárez llamada burlonamente Disneylandia, estaba repleta de mansiones extravagantes: castillos de La Cenicienta, mansiones californianas, material chafa de Las mil y una noches, pagodas budistas. Todo el mundo en la ciudad sabía que era territorio del narco. El dinero es visible. ¿Y la ruta, las rutas que descienden desde Estados Unidos no lo son? El SAT está muy preocupado por cobrar los impuestos a cualquier gringo que se descuide y ¿no es capaz de detectar los millones que bajan desde el otro lado de la frontera? El gobierno mexicano ha puesto miles de trabas bancarias a los ciudadanos para mover su dinero, pero no ha abierto una macroinvestigación sobre las operaciones bancarias que acompañan este gran dinero de las mafias. En los cientos de decomisos, cateos, detenciones, ¿no han aparecido chequeras, cuentas bancarias, huellas y rastros? ¿Por qué no se habla de esto nunca? ¿Por qué el gobierno mexicano no ha pedido a Estados Unidos operaciones financieras que bloqueen el flujo de dinero al narcotráfico? Sin una investigación financiera sólida y un pacto bilateral con los estadunidenses para el bloqueo del dinero del narco, no se podía ir a la guerra.

Efectivos del Ejército vigilan una casa de la colonia Lomas de Casa Blanca, en Jalapa, donde se produjo el enfrentamiento entre militares y presuntos delincuentes que dejó un saldo de 14 muertos este viernesFoto Reuters
Imágenes. Un gerente del Santander informaba hace dos años a su jefe regional que estaba recibiendo dinero no muy claro, como respuesta recibió un money is money.
Séptima. Un convoy del Ejército en La Laguna se dirige a una cárcel de alta seguridad: están transportando a un preso importante. Como no conocen la zona les han puesto una patrulla de la policía local al frente y otra en la cola. Al llegar a un semáforo la patrulla se detiene. Enciende y apaga las luces tres veces y luego se fuga a 150 kilómetros por hora. La patrulla de la cola hace lo mismo en reversa. De los callejones salen hombres armados que disparan contra los militares. Las patrullas no han vuelto a aparecer en la escena pública, tampoco los patrulleros, que se han desvanecido en esta gran nada informativa que es la guerra de Calderón. Entre Monterrey y Tampico una caravana de camionetas de renta que regresaban de un servicio son desviadas por la policía hacia una brecha, un camino rural. Al final del tramo un grupo de zetas armados con ametralladoras los están esperando. Los choferes serán torturados y robados. Hoy sabemos, gracias a las declaraciones de los testigos protegidos, que durante años altos mandos de la policía escoltaron los transportes de droga y protegieron como escoltas a los capos. Pero no sólo la policía, las policías, muchos policías, actúan en colaboración, apoyan, informan, protegen al narco, el Estado lo ha abastecido de cuadros. Uno de cada tres detenidos, se puede leer día a día en los periódicos, es un policía o un ex policía, un militar. Hace años en Tijuana pregunté al director de un diario por qué en días recientes se habían matado a tiros entre ellos una docena de policías en un choque entre bandas rivales. Me respondió que resulta más barato contratar a un poli que entrenar a un sicario. ¿Cómo es posible que el Ejército Mexicano (y el estadunidense) haya entrenado a un cuerpo entero de elite militar que luego se pasa en bloque para constituir la esencia de Los Zetas. Si los mexicanos lo sabíamos, si sabíamos que la delincuencia era policiaca en millares de casos, ¿no lo sabía el Estado mexicano? ¿Es posible ocultar cuando tu salario pasa de 15 mil pesos al mes a 250 mil? ¿Cuántas horas de investigación económica resistiría un agente de la policía antes de descubrir que tiene seis casas en fraccionamientos del estado de México? ¿Hay alguien en México que sepa interpretar la lectura de un polígrafo, el vulgarmente llamado detector de mentiras? ¿O el Estado mexicano no se atreve a usarlo ante el riesgo de que se muestre que la mayoría de sus agentes mienten? ¿La mayoría? ¿10 por ciento? ¿90 por ciento? ¿Hay algún polígrafo funcionando en alguna dependencia policiaca del país? ¿O se ha vendido para comprar refrescos y gansitos marinela en el Oxxo más cercano? Todo nace de unas fuerzas del orden cuya moral está pervertida. Y esta es una vieja historia mexicana, que adquiere su mayor nivel durante el alemanismo. Su clave es la impunidad. Los mexicanos sabemos que históricamente la policía y el Ejército no son una fuerza de orden sino una fuerza criminal semilegalizada, represiva. Sabiéndolo el gobierno Calderón como debería saberlo (no podemos presumir ese grado de estupidez que llegaría a lo inverosímil), ¿cómo se atrevió a lanzar una guerra contra el narco con ese material humano? Una guerra que no sólo no se podía ganar, sino que ni siquiera podía empezarse sin haber limpiado antes las fuerzas del orden. ¿Pero cómo limpiarlas sin debilitar al mismo tiempo la esencia represiva del propio Estado mexicano? Un general retirado me contaba que no tenía duda de que en el Ejército había un centenar de capitanes y mayores honestos, pero que no estaban cerca de la toma de decisiones. No se podía lanzar una guerra contra el narco con este material humano. No hay posibilidad alguna de variar la situación mientras la moral dominante en las fuerzas del orden sea la que hoy es.
Imágenes. Cualquier ciudadano con un celular puede grabarlas, en la carretera de Tampico a Matamoros circulan convoyes de cuatro o cinco camionetas negras, traen pintado en el costado con spray las siglas CG, cártel de Golfo.
Empresas que cobran protección
Octava. Hoy el narco no sólo es una docena de grupos armados que controla una de las más importantes fuentes económicas del país. Son empresas que cobran protección, por ejemplo, a todos los comerciantes de Cancún. Son el control de todos los vendedores ambulantes de Monterrey. Son la justicia en zonas enteras de Michoacán donde La Familia reprime a maridos abusadores y deudores perniciosos (léanse las notas de Arturo Cano en La Jornada). Son los controles en carreteras federales que cobran peajes. Son los que le ofrecieron (y le cumplieron) a un restaurantero en Ciudad Juárez que si pagaba protección, no más inspectores de salubridad ni requerimientos de Hacienda. Son los controladores de la red de tráfico humano y secuestros más grande del planeta. Son los que ofrecen empleo bien pagado a millares de jóvenes de las pandillas de las zonas fronterizas. Son en una parte muy grande nuestro país, el nuevo Estado. Y un Estado que sustituye a otro Estado basado en el abuso, la corrupción. Un mecánico de banqueta en Chihuahua paga al narco 200 pesos a la semana por el uso de la acera, antes le pagaba de mordida 300 a la policía. Tal para cual. ¿Por qué habría de estar en la cárcel un capo si no lo está el que cometió un fraude electoral que robó a la nación su destino, ni lo está el que con su modesto salario de funcionario compró tres castillos en Francia? Mientras el Estado mexicano no pueda garantizar a sus ciudadanos una relación honesta no se puede librar una guerra contra el narco.
Imágenes. Unos niños en una foto en la primera página de La Jornada muestran un cartel que dice: Queridos Reyes Magos, no queremos la guerra de Calderón. Pero no basta con no quererla, hay que detenerla. Y eso significa, antes de otra cosa, resolver, entre otros, los ocho problemas que aquí se enuncian.

Dos militares y 12 presuntos delincuentes, los abatidos; cunde la alarma entre la población
Tiroteo de cinco horas en Jalapa deja 14 muertos, informa Sedena
Incautan armas, granadas, chalecos antibalas, vehículos robados, cargadores y municiones

Momento del enfrentamiento de soldados y policías con presuntos sicarios, ayer por la madrugada en la capital de VeracruzFoto Víctor Manuel Rebollo

Andrés Timoteo Morales y Luz María Rivera
Corresponsales
Periódico La Jornada
Sábado 15 de enero de 2011, p. 5
Jalapa, Ver., 14 de enero. Dos militares y 12 presuntos delincuentes murieron durante la balacera en la colonia Lomas de Casa Blanca de esta ciudad, que comenzó el jueves y se prolongó hasta la madrugada de este viernes, informó la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
René Carlos Aguilar Páez, comandante de la sexta Región Militar, secundó la versión y, sin proporcionar nombres, dijo que los 12 pistoleros fueron abatidos en una casa de seguridad ubicada sobre la avenida Río Colorado de la citada colonia. Tampoco identificó a los soldados caídos, pero aseveró que sus familiares recibirán los apoyos y prestaciones correspondientes.
En conferencia de prensa conjunta con el gobernador Javier Duarte de Ochoa y el secretario estatal de Seguridad Pública, Sergio López Esquer, el comandante militar señaló que el enfrentamiento se produjo cuando personal del 63 Batallón de Infantería con sede en El Lencero verificaba una denuncia ciudadana.
Al llegar a la dirección donde operaba una casa de seguridad los soldados fueron recibidos a balazos. Fue entonces que llegó apoyo de policías estatales. Al cabo de cinco horas de tiroteo, la fuerza conjunta ingresó al inmueble, donde yacían sin vida los 12 pistoleros atrincherados.
En el lugar encontraron cinco armas largas, tres cortas, cuatro granadas, tres chalecos antibalas, tres vehículos robados, 10 cargadores, equipo táctico y municiones, que fueron decomisados, añadió Aguilar Páez.
Duarte pide no politizar el caso
El gobernador Duarte de Ochoa llamó a los sectores sociales a no politizar el caso y conducirse con madurez. Indicó que lo acaecido forma parte del combate al crimen organizado que se da en coordinación con las autoridades federales, y reconoció tanto a las fuerzas armadas como a los cuerpos de seguridad estatales por su valentía.
“Durante el operativo nos reunimos; en todo momento se tuvo control de la situación y vimos que no se pusiera en riesgo a la población civil”, añadió.
En la conferencia de prensa tampoco se informó sobre los vehículos de civiles ni viviendas dañadas en el enfrentamiento, ni de las balaceras simultáneas que oyeron vecinos en varios puntos de la capital veracruzana, tras lo cual cundió la sicosis ante las versiones de otros ataques, y este viernes muchos padres fueron por sus hijos a las escuelas.
Más tarde, el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza, desmintió los rumores y pidió a la población mantener la calma, pues conforme al parte policiaco no había ninguna situación de riesgo y todo eran especies de gente irresponsable que busca provocar miedo para afectar la paz social.
También este viernes en el puerto de Veracruz, Miguel y Manuel Gutiérrez, de 52 y 36 y años, así como Carlos Miguel Estrada, de 12, resultaron heridos al circular en una camioneta con placas de Guerrero cuando les disparó un sujeto disfrazado de jardinero que los esperaba en el lujoso fraccionamiento Costa de Oro, donde el Ejército desplegó después un operativo, informó la policía.
Con información de Emir Olivares


Cinco agentes siguen desaparecidos; ultiman a funcionario estatal
Levantan a nueve policías en Zacatecas; hallan a cuatro con huellas de tortura
Alfredo Valadez Rodríguez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 15 de enero de 2011, p. 5
Zacatecas, Zac., 14 de enero. Decenas de sujetos armados con fusiles de alto poder que viajaban en 20 camionetas de lujo levantaronLos Zetas”. a nueve policías de los municipios de Jalpa, Tabasco y Huanusco; colocaron varias mantas con mensajes en los que piden a la población no amedrentarse, ya que supuestamente sólo van “contra
Entre 1:30 y 4:30 de la madrugada de este viernes, el presunto comando del crimen organizado privó de la libertad, en tres acciones sucesivas, a cuatro agentes de Jalpa e igual número de Tabasco, así como al director de seguridad pública municipal de Huanusco. Sus nombres no fueron revelados por la autoridad.
Las tres demarcaciones son colindantes y se localizan en la región sureste de la entidad, donde a principios de diciembre policías municipales de Joaquín Amaro levantaron a 10 cazadores de León, Guanajuato, ocho de los cuales siguen desaparecidos, pues los uniformados los entregaron a pistoleros del cártel de Los Zetas.
Por la tarde, en conferencia de prensa, Carlos Pinto Ortiz, secretario de Seguridad Pública de Zacatecas, dio a conocer que los cuatro policías municipales de Jalpa fueron localizados con vida, pero con múltiples huellas de tortura, por lo que se encuentran hospitalizados.
El paradero del director de seguridad pública municipal de Huanusco y los cuatro policías de Tabasco seguía sin conocerse hasta el cierre de esta edición.
Pinto Ortiz dijo que elementos del Ejército y de las policías federal y estatal peinan la región en su búsqueda.
En el municipio de Tepechitlán –en la región del cañón de Tlaltenango, en el sureste del estado– dos sujetos asesinaron a balazos a Loy Correa Salcedo, coordinador regional de la Secretaría de Planeación y Desarrollo Regional del gobierno de Zacatecas en el municipio de Tlaltenango.
El ataque ocurrió el jueves, afuera de una tienda de abarrotes, donde el funcionario fue sorprendido por dos individuos que se trasladaban en una cuatrimoto. Loy Correa, de 45 años, pertenecía al Partido de la Revolución Democrática. Durante el gobierno de Amalia García (2004-2010) se desempeñó en ese cargo, en el cual fue ratificado por la nueva administración de Miguel Alonso Reyes, según la página de Internet del gobierno estatal actual.

Calderón hace llorar a miles con su guerra al narco: Rius
Rubicela Morelos Cruz
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 15 de enero de 2011, p. 6
Tepoztlán, Mor., 14 de enero. A diferencia de Vicente Fox, que hacía reír con sus dislates, Felipe Calderón hace llorar a todos los mexicanos, porque detrás de cada uno de los más de 34 mil muertos en su guerra contra las drogas existe una familia que sufrió su pérdida, “sea narco, policía, marino, sea lo que sea, es un mexicano, un ser humano”, comentó Eduardo del Río.
El caricaturista Rius reiteró su propuesta de exigirle a Calderón que rectifique la estrategia de combate al crimen organizado, porque lo único que está haciendo es crear más violencia, aterrorizar a la ciudadanía y no podemos seguir viviendo así.
Criticó que esta guerra no se haya consultado a los mexicanos, a los legisladores ni a los gobernadores. “lo vemos como una imposición que desgraciadamente da muy malos resultados, la gente está cansada, pero no tiene la forma de manifestar ese desencanto, ese coraje que nos da vivir así, vivíamos en paz (antes) y de repente ¡púmbale!, nos cayó esto encima.
Si no pierden el miedo, advirtió, esto se va poner peor y va aumentar el temor que la ciudadanía ya le tiene a los militares y a los policías que se supone que deberían protegernos.

Resalta Corte lucha de ONG por la legalidad
De la Redacción

Periódico La Jornada
Sábado 15 de enero de 2011, p. 6
El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Silva Meza, recibió ayer a Isabel Miranda de Wallace y a Alejandro Martí, representantes de las organizaciones Alto al Secuestro y México SOS, respectivamente, a quienes aseveró que el Poder Judicial de la Federación (PJF) tiene ante sí el reto de cumplir con oportunidad y eficacia la exigencia social de gozar de seguridad jurídica, estabilidad y justicia. Y al mismo tiempo, dijo, que consolidar su cercanía con los ciudadanos.
La Corte informó que en la reunión, el ministro exaltó la importancia del trabajo de la sociedad civil para apuntalar la cultura de la legalidad en México.
Silva Meza reconoció el trabajo y respaldo ciudadano con que cuentan las organizaciones encabezadas por Martí y Miranda de Wallace (ambos víctimas del secuestro y asesinato de sus hijos) por su intensa actividad en favor de la seguridad y el combate de ilícitos de alto impacto social como el secuestro.


Desfiladero
Siete instantes
Jaime Avilés

Uno. Basta de sangre, sí, pero también de impunidad e ineptitud, esto es, de simulación y connivencia entre el gobierno de facto y el crimen organizado. Miles de ciudadanos en las redes sociales de Internet han asumido la iniciativa de Rius y los moneros de El Chamucho, y desde el pasado lunes colocan en Facebook, Twitter y otros espacios virtuales (algunos también en sus ventanas y coches) la imagen emblemática de la campaña: la palabra NO, el signo de + y un charco de sangre. Pero la expresión de hartazgo colectivo no llegará muy lejos si no va acompañada de un pliego petitorio, de un mínimo programa político. Las organizaciones ciudadanas, las comunidades estudiantiles y académicas, los intelectuales y los artistas, los sindicatos y los partidos deben iniciar una gran movilización nacional en pos de demandas concretas. Entre ellas, la destitución de todos los miembros del llamado gabinete de seguridad (García Luna, Chávez Chávez, Blake, Poiré y sus equipos de trabajo), así como su remplazo por personas altamente calificadas, que sean aprobadas por el Congreso de la Unión, para poner fin en el corto plazo a la carnicería desatada por Felipe Calderón y la ultraderecha golpista que lo incrustó en Los Pinos; además, deben exigir que se proceda contra todos los políticos, magnates y policías señalados públicamente como cómplices de las empresas distribuidoras de sustancias ilícitas (¿ya leyeron Los señores del narco, de Anabel Hernández, Grijalbo, 2010?), y llamar a los mexicanos en el extranjero y a los amigos de México en el mundo a denunciar en todos los foros internacionales a los responsables de este genocidio, que ha arrebatado la vida a un número ya incalculable de personas, cuya pila de cadáveres hace palidecer la ridícula suma de 35 mil muertos reconocida, esto es, minimizada, por la sanguinaria burocracia panista y yunquista.
Dos. Aunque el país se ha hundido en un abismo de terror, donde no quedan vestigios del estado de derecho (Pasta de Conchos, guardería ABC, 72 migrantes asesinados y 20 mil secuestrados, el asalto a Luz y Fuerza del Centro, el saqueo de Mexicana en beneficio de Volaris, el asesinato de seis empleadas de Coppel en Culiacán, la burla de la refinería que jamás será construida en Tula, Hidalgo, y ni un solo culpable en la cárcel), el bloque dominante, que no gobernante, quiere que la pesadilla se prolongue en forma indefinida. De allí los espumarajos de rabia que hicieron decir al primer ex canciller foxista, al autor intelectual del comes y te vas, que Alejandro Encinas es el “nuevo Juanito” de López Obrador. Ajá: el dignísimo ex jefe del gobierno capitalino (2005-2006) equiparado con un delincuente de pulquería. Qué desmemoria: Jorge G. Castañeda ya olvidó la foto que le tomaron el 11 de septiembre de 2001 en Lima, Perú, en la que aparece como muñeco de ventrílocuo sobre las rodillas de Colin Powell, diciendo: Estados Unidos tiene derecho a vengarse (por el supuesto ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York y el autobombazo, plenamente documentado, que destruyó un ala del Pentágono). Ante el giro que ha dado el proceso electoral del estado de México, la olinarquía priísta, panista, yunquista y chuchista está insomne. La mera posibilidad de que las cosas cambien, así sea un poco, la saca de quicio. Desea que conserven el poder los culpables del genocidio hasta que haya más de dos millones de asesinados como en la Camboya de Pol Pot.
Tres. Ahora que gracias al libro de Anabel Hernández sabemos que la DEA conoce los nombres y las actividades de los magnates, los políticos y los policías que trabajan para los señores del narco, ¿por qué no solicita el arresto y la extradición de ninguno de ellos? ¿Acaso porque nuestro baño de sangre permanente, nuestra muerte sin fin, la rápida conversión de nuestro país en territorio sin estructura jurídica ni política, le conviene a los estrategas militares de Estados Unidos? Por lo pronto, como lo adelantó el último Desfiladero de 2010, las autoridades de Imperial County, en California, ya aprobaron la construcción de una base de adiestramiento de paramilitares y de manejo de aviones no tripulados (drones predator, artillados con ametralladoras y lanza misiles) a unos kilómetros de Tijuana. ¿La invasión avanza?
Cuatro. Las elecciones del domingo 3 de julio en el estado de México serán la prueba del ácido para las candidaturas presidenciales de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Si el máximo dirigente opositor del país logra crear una amplia corriente de apoyo social que haga gobernador a Encinas, si derrota al insulso copetón en su propia cancha, en primer lugar, lo sacará de la carrera hacia Los Pinos, pues demostrará que es inviable para participar en una contienda nacional. Y en segundo, se convertirá en la esperanza de los que nada esperan del PRI, del PAN, del PRD, del Yunque y del narco. Con todo en contra, López Obrador condujo a la victoria a Clara Brugada en Iztapalapa y a Gabino Cué en Oaxaca. Si repite la hazaña en el estado de México, volverá a estallar la pejemanía.
Cinco. Olga Sánchez Cordero ha decidido intervenir como mujer, desde su puesto en la Suprema Corte, para oponerse a la Norma Oficial Mexicana recién publicada por la Secretaría de Salud, que fija en 50 años la edad en que las mujeres de nuestro país deben hacerse la primera mamografía de su vida. La medida, trazada por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Mauricio Hernández Ávila, es inadmisible, por no decir criminal. Datos oficiales recientes revelan que el mayor número de casos de cáncer de mama en México se da entre mujeres que tienen de 40 a 49 años. La enfermedad, que se desarrolla en cuatro etapas, es curable con más facilidad cuando se detecta en la primera. ¿Qué clase de monstruo es Hernández Ávila, que por ahorrarle dinero al gobierno, recomienda que las señoras se examinen cuando ya no puedan hacer nada para salvarse? ¿Tendrá acciones en el floreciente negocio de las funerarias?
Seis. Toda la razón le asiste a Luis Fernando Lara, coordinador del Diccionario del Español en México: ¿por qué debemos escribir nuestra lengua de acuerdo con los dicterios de la Real Academia Española? ¿Por qué cientos de millones de latinoamericanos debemos usar la ortografía de la minoría de Castilla? Negarse a escribir gángsteres o tráileres o solo voy a Mérida sin acento, es un acto de rechazo al neocolonialismo de Repsol. ¿O, como dice José Emilio Pacheco, ahora vamos a oír la XE doble uvé?
Siete. Desde ayer, en cinco salas de cine de la ciudad de México se exhibe una obra de arte que ha sido premiada en distintos festivales del mundo y que enriquece a quienes la disfrutan: Siete instantes, de Diana Cardozo. Su película entrecruza conversaciones con mujeres que tenían sólo 16 años de edad cuando decidieron sumarse como guerrilleras a las filas de los Tupamaros para hacer la revolución en Uruguay. La organización mantuvo de cabeza al régimen cívico-militar, entre otras cosas, porque controlaba las cloacas del drenaje en Montevideo. Los siete instantes al que alude el título de la cinta se refiere a momentos críticos, en el curso de aquella lucha, y nos permiten visitar la cárcel del pueblo, donde estuvo el diplomático Dan Mitrione, pero también conocer situaciones insólitas que ocurrieron en los calabozos del penal de La Libertad, hoy reconvertido en mall de tiendas de lujo. Ojalá no se la pierdan. Después de digerirla, verán nuestra insoportable

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